jueves, 8 de diciembre de 2011

Declaración pública Mujeres asesinadas

Por Benedicta Aravena

Es penoso sacar cuentas de un fin de semana con tres mujeres muertas en nuestro país: una en Talca y dos en Paine, donde nos encontramos con estándares internacionales para erradicar este flagelo que afecta a nuestro país.
La Convención Interamericana para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra la Mujer Belem do Para, 1994 en Brasil, define la violencia contra las mujeres como “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”.
Cada vez es mayor el número de mujeres que denuncia a su marido o conviviente, como lo demuestran las más de 120 mil denuncias efectuadas en el último año. Sin embargo, las mujeres que denuncian no siempre reciben una protección efectiva: este año un 18% de las que fueron asesinadas contaba con medidas cautelares.

La ley de femicidio, aprobada en diciembre pasado, es insuficiente a la hora de dar cuenta real del femicidio, pues no considera a las jóvenes muertas a manos de sus pololos, ni a las mujeres adultas y niñas agredidas sexualmente, violadas y asesinadas por vecinos, conocidos o desconocidos. Se invisibiliza así una parte significativa de esta realidad. La solución que da la justicia a las mujeres agredidas no responde a sus necesidades de protección y reparación.

Recientemente, el pasado 25 de noviembre, la Red Chilena contra la Violencia Domestica y Sexual convocó a las mujeres a no tolerar ninguna agresión machista, a romper con la pasividad y la victimización. A responder con fuerza ante las agresiones machistas vengan de donde vengan: si agreden a una, respondamos todas.
Llamó a todos los sectores sociales y políticos, a no ser cómplices, a rechazar el machismo y la violencia hacia las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones; al gobierno, a construir información que permita conocer la magnitud de la violencia hacia las mujeres, y a aumentar el gasto público en políticas que enfrenten seriamente el problema.
“Por la vida de las mujeres… ni una muerta más”.

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